La liturgia, encuentro con Cristo (diciembre 2022)
Artículo publicado en la revista El Granito de Arena de febrero de 2023.
Elementos catequético–litúrgicos de algunos domingos (II)
Afirma el papa Francisco en Desiderio desideravi que «la celebración dominical ofrece a la comunidad cristiana la posibilidad de formarse por medio de la Eucaristía» (n. 65). Recordábamos al inicio del curso que la misma celebración de los domingos en el ciclo del año cristiano nos enseña, con su repetición solemne, el valor sagrado del primer día de la semana. El triple ciclo de lecturas, las oraciones propias (eucología), sobre todo, y algunos elementos catequético–litúrgicos nos presentan la singularidad de cada domingo.
El citado documento prosigue: «En el correr del tiempo, renovado por la Pascua, cada ocho días la Iglesia celebra, en el domingo, el acontecimiento de la salvación. […] De domingo a domingo, la fuerza del Pan partido nos sostiene en el anuncio del Evangelio en el que se manifiesta la autenticidad de nuestra celebración» (n. 65).
La Carta sobre la formación litúrgica nos invitaba a «redescubrir el sentido del Día del Señor en el contexto del Año litúrgico». Con este espíritu, secundando el sentir del papa, se presentan aquí unas celebraciones –a manera de sugerencias pastorales– que pueden tener lugar dentro de la Misa del domingo y que dan a esta un acento particular. Muchas de ellas se encuentran con sus particularidades y rúbricas en el mismo Misal Romano, en el Ritual de Bendiciones, en el Ceremonial o en los diversos rituales. Repasamos el elenco de los domingos desde la Cuaresma, que comienza el 22 de febrero con el Miércoles de Ceniza.
Ciclo de la oblación del Señor o Pascual:
Tiempo de Cuaresma
En los domingos de Cuaresma no se debe olvidar que la fórmula penitencial más adecuada es «Yo confieso» o aquella que propone invocaciones propias (cf. Misal).
Téngase en cuenta, también, que los del ciclo A son domingos catecumenales (2023); los del B, son cristológicos; y, los del C, son penitenciales. El primero y segundo tienen una temática fija: lucha contra Satanás y victoria de la luz. Del tercero al quinto, según el ciclo, pero si hubiera catecúmenos siempre se proclaman los del ciclo A con su triple temática catequética: agua, luz y vida; por medio del agua somos iluminados (Fos) para tener vida eterna (Zoé). En este año 2023 nos encontramos en el ciclo A.
El 1º Domingo de Cuaresma se puede realizar el canto de las Letanías al comienzo de la Misa (y en sustitución del acto penitencial). Hay un interesante paralelismo entre esta letanía y aquella de la Vigilia Pascual. Este domingo no se puede imponer la ceniza. La naturaleza del Día del Señor impide realizar un acto penitencial solemne.
Los escrutinios y entregas a los catecúmenos (Domingos III, IV y V de Cuaresma) se deben realizar según el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA).
El Domingo de Ramos, respecto a la bendición de palmas y procesión, en el caso de no poder celebrarse la procesión se hace entrada solemne suprimiendo el acto penitencial. La palma y el ramo de olivo se conservan en los hogares o en otros lugares, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.
Tiempo de Pascua
Los domingos de la Cincuentena o la Pentecostés conviene sustituir el acto penitencial por la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo. El agua se bendice cada domingo con la fórmula propia (cf. Misal).
El tiempo pascual es una semana de semanas, por lo tanto los Domingos de la Cincuentena presentan los grandes temas kerigmáticos: Resurrección, apariciones del Viviente mostrando su identidad («Yo soy», pastor, puerta, vid, Pan de vida, cordero / león, etc.), Ascensión y envío del Santo Espíritu.
Son domingos adecuados para iniciar o consolidar en las parroquias el oficio de Vísperas y la adoración eucarística, según el espíritu de san Manuel González García.
En las primeras Vísperas de estos domingos de la Cincuentena podría rezarse la devoción del Via Lucis. En Cuaresma, además del domingo, se acentúa el viernes; en la Cincuentena toda la atención recae sobre el domingo, ya desde sus primeras Vísperas. Estos son los domingos sacramentales por excelencia para la Confirmación, primera Comunión, Unción, Orden, etc.
Este tiempo, además, se caracteriza por el canto pascual del Aleluya, que ha de resaltarse, solemnemente, en sus domingos.
La aspersión solemne con el agua consagrada en la Vigilia Pascual (Domingo de Resurrección) solo puede realizarse en este día; el resto de los domingos se bendice siempre el agua antes de asperjar al pueblo: la palabra orante acompaña al rito.
«Entre los ejercicios de piedad que se relacionan con la Pascua se cuentan las tradicionales bendiciones de huevos, símbolos de vida, y la bendición de la mesa familiar; esta última, que es además una costumbre diaria de las familias cristianas, que se debe alentar, adquiere un significado particular en el día de Pascua: con el agua bendecida en la Vigilia Pascual, que los fieles llevan a sus hogares, según una loable costumbre, el cabeza de familia u otro miembro de la comunidad doméstica bendice la mesa pascual» (Directorio sobre la piedad Popular y la liturgia [DPPL], n. 150).
En algunos lugares, al final de la Vigilia pascual, la Misa pascual o después de las II Vísperas del Domingo de Pascua, se realiza una estación mariana cantando la antífona Regina caeli: «Los fieles, que se habían asociado al dolor de la Virgen por la Pasión del Hijo, quieren así alegrarse con ella por el acontecimiento de la Resurrección» (Ibid. 151).
Celebración del sacramento de la Santa Unción (VI Domingo de Pascua): La celebración de este sacramento se realiza tras la homilía. Siempre han de preceder unas catequesis con los ancianos o enfermos que se hayan de ungir.
También se puede realizar el lucernario/ofrenda del incienso en la víspera del Domingo de Pentecostés: Cuando la Misa de Pentecostés, en la víspera, se celebra de forma vigiliar (cf. Misal) o en una celebración específica (Oficio de Vísperas, celebración juvenil, etc.).
Bendición y aspersión del agua (Domingo de Pentecostés): Al comienzo de la celebración en sustitución del acto penitencial. El agua es el primer medio por el cual se anuncia y realiza la obra del Espíritu (cf. Jn 3,5).
«Con fórmulas conocidas que vienen de la celebración de Pentecostés (Veni, creator Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves súplicas (Emitte Spiritum tuum et creabuntur), los fieles suelen invocar al Espíritu, sobre todo al comenzar una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia. También el rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusión del Espíritu Santo. Los fieles, además, saben que han recibido, especialmente en la Confirmación, el Espíritu de sabiduría y de consejo que les guía en su existencia, el Espíritu de fortaleza y de luz que les ayuda a tomar las decisiones importantes y a afrontar las pruebas de la vida. Saben que su cuerpo, desde el día del Bautismo, es templo del Espíritu Santo, y que debe ser respetado y honrado, también en la muerte, y que en el último día la potencia del Espíritu lo hará resucitar» (DPPL 156).
El Domingo de Pentecostés se puede apagar el Cirio pascual, trasladándolo al baptisterio. Este gesto devocional, como clausura de la Cincuentena, puede hacerse después de una monición tras la bendición final de la celebración de la Misa (parroquias) o del Oficio de Vísperas (monasterios o comunidades).
Tiempo de la divinización o per annum después de Pentecostés
El Domingo de la Santa Trinidad es particularmente indicado para la oración por la vida monástica y religiosa y vírgenes consagradas, eremitas, etc.
Exposición del Santísimo Sacramento (Domingo del Cuerpo y Sangre de Cristo): Conviene, tras la Misa de la solemnidad, exponer el Sacramento de la Eucaristía, durante un tiempo oportuno, a la adoración de los fieles. En este caso la Misa no acaba como de costumbre: se suprimen los ritos conclusivos. Es oportuno recordar que no se puede exponer el Sacramento solo para impartir la bendición.
Como hemos mencionado en el artículo anterior, hay, además, dos domingos importantes que conviene que sean subrayados desde el inicio del año: el aniversario de la Dedicación y el Titular de la iglesia (cf. el ejemplar de octubre de 2022).Otros domingos podrían subrayarse con moniciones, intenciones en la oración universal (preces), colectas económicas especiales o, eventualmente, con la Plegaria Eucarística para Misas por diversas circunstancias: son las Jornadas eclesiales de oración o con otros fines. «Junto al misterio o aspecto que la Iglesia celebra, que ha de estar en el centro del domingo o de la fiesta de precepto, las Jornadas extienden este aspecto hacia la misión de la Iglesia y la vida comunitaria y espiritual de los fieles. Pero se requiere para esto que las Jornadas se adapten a los textos litúrgicos propuestos en el Leccionario y en el Misal, y no traten de polarizar la celebración. En muchos casos será suficiente anunciar el motivo de la Jornada en la monición introductoria o referirse a él en la homilía, y realizar la correspondiente intención en la oración de los fieles, o indicar oportunamente la finalidad de la colecta» (Conferencia Episcopal Española, Sentido evangelizador del domingo, n. 42).